lunes, 9 de diciembre de 2013

Caminos Infinitos (Capítulo 1).

"Volverán tiempos mejores". Eso es lo que se repetía una y otra vez. Llegó a una etapa de su vida en la que nada le salía a derechas. Su desánimo no le abandonaba ni de noche, las cuales era una auténtica odisea llegar a conciliar el sueño. Se preguntaba en qué punto se equivocó de camino en su vida. Estaba andando por lugares que no le eran familiares y se sentía como un niño cuando se pierde en un supermercado. Todo le parecía grande, enorme. Hasta el más pequeño de los problemas se le atragantaba hasta tal punto de ahogarse. No se consideraba la mejor persona del mundo, pero sí una buena persona. Y, por ello, nunca quiso preocupar a los que le rodean, por lo que le tocaba fingir que no le sucedía nada una y otra vez, una y otra vez... Aún así, tenía pequeños momentos en los que llegaba a pensar que aquel sendero tendría alguna salida pronto. Alguna bifurcación hacia la cual poder retomar el buen camino que estaba llevando tiempo atrás. Pero no. Aquél resultó ser cual callejón sin salida. Un callejón, que conforme iba avanzando, más y más estrechas se hacían sus paredes. Si había alguna pequeña luz de esperanza, no era más que un falso atisbo. 

Todo lo que le rodeaba era oscuridad y tiniebla. El tiempo pasaba y pasaba. Nada cambiaba. Todo seguía igual. Exhausto, decidió auparse del mundo por un tiempo. Y pensar. Reflexionar. Pero sin preguntarse demasiados porqués, porque era más fácil encontrar aquel haz de luz que una respuesta a cualquiera de sus múltiples preguntas que tenía.  

A veces, hay que pararse para saber uno realmente dónde se encuentra pensó. 

Tras aquel pequeño período en aquel limbo mental, despertó. Decidió armarse de valor, reuniendo el poco que aún le quedaba en su ser. Con él, comenzó a romper una de las paredes de aquel callejón sin salida. Se le resistía. Pero él no desistió. Tenía claro que quería salir de aquel camino equivocado. No quiso redimirse y continuarlo hasta toparse con aquella sin salida que le esperaba y quedar así atrapado por siempre en bucle. Finalmente, lo consiguió. Se incorporó, mostrando una pequeña satisfacción en forma de sonrisa por la comisura de sus labios. 

Lo... lo conseguí murmuró para sí. 

Había creado un camino alternativo.