sábado, 18 de agosto de 2012

¿Justo o injusto?

Quiero llegar a entender que las cosas pasan porque tienen que pasar. Aunque, la verdad, es que lo que deberíamos preguntarnos es si es justo que nos pasen. ¿Justo o injusto? Siempre pivotamos sobre estos dos términos cuando nos sucede cualquier hecho o acontecimiento en nuestras vidas. 

Ante esto, hay opiniones para todos los gustos. Las resumiré según a mi entender en dos: primero están los más inconformistas, que dirán que todo lo malo que les sucede es injusto, que ellos nunca tienen la culpa de nada. Este grupo rezuma cierto aroma a "victimismo", muy de moda hoy en día: y en segundo lugar tenemos un grupo bastante más reducido, que se caracteriza por asumir que cuando algo malo les sucede, es justo y no tienen derecho a quejarse ya que ellos mismos se lo han buscado.

Pero como suelen decir, ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos. Quiero decir con esto que ni los que dicen que todo lo que les sucede es justo llevan muchas veces la razón ni a la inversa: que los que dicen que todo lo que les sucede es injusto no les debería de pasar.
Esto se puede entrar a valorar analizando diversos aspectos sociales de la persona. Por ejemplo, si una persona es un delincuente (pongamos que realiza hurtos constantes en un centro comercial) y, derivado de ello, el guarda de seguridad le sorprende y ello lleva aparejado cierto castigo, debemos concluir con que es justo que se le aplique un castigo al ser aquélla una conducta no permitida. A pesar de ello, el delincuente siempre dirá que no, que es injusto que le hayan sorprendido de esa manera y que, en consecuencia, le castiguen proporcionalmente a la conducta delictiva realizada.
Pues bien, así sois vosotros. Pero todos, ¿eh? No os salváis casi ninguno. Siempre echáis balones fuera. Siempre tenéis que decir que la culpa es de otro. Que vosotros ahora resulta que sois unos santos, vaya que sí. La gente va de madura por la vida y no saben que el primer paso para dar señales de madurez, es reconocer los propios errores y aceptar cuando una persona no hace bien determinado acto social, personal, sentimental o cualquiera que sea.

En fin, concluyendo tras toda esta palabrería barata, dos ideas:
  • La primera, MADURAD YA. En serio, que madurar no es sólo cosa de frutas. 
  • Y la segunda consecuencia de la primera, ACEPTAD cuando cometéis un maldito error. Que ni orgullo ni nada, que hay que aceptar los errores para poder aprender de ellos y crecer como personas que somos.
Que todos cometemos errores. Pero que no hay mayor error que no aceptar cuando cometimos uno de ellos.