Mostrando entradas con la etiqueta injusto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta injusto. Mostrar todas las entradas

sábado, 14 de julio de 2012

Desahogo con-sentido (VII)

Hoy es una de esas noches nostálgicas en las que mi mente sólo se llena de recuerdos. Algunos los catalogo de recuerdos inútiles. Otros, de bonitos. Otros, que hacen daño. Otros... otros que yo qué sé qué sé yo cómo llamarlos. Y de ideas. De muchas ideas de ciertas cosas que uno ve por ahí, oye y calla. Y calla. Y vuelve a callar. Hasta que explota. 

Hipocresía. ¿Por qué? ¿Por qué os encanta tanto ser falsos? ¿Os pagan? ¿Os da morbo? Porque es que no lo entiendo. Tenéis demasiadas caras. Tantas, que ni vosotros ya os acordáis de las que tenéis. Y, claro, es cuando llega la confusión y no sabéis ya ni cuál de ellas poneros. Me dais asco. Mucho asco. Y ya estoy aguantando demasiado creo. Otro en mi lugar habría ya cometido alguna locura. Y posiblemente ésta revistiere la figura de delito. Ay si la mente delinquiera... estaría ya en la cárcel y con cadena perpetua probablemente. 
Pero bueno, la verdad es que uno ya está curtido en este tipo de campos de batalla (en el de la hipocresía me sigo refiriendo). Y ya como que me resbala bastante todo. Como que estoy intentando aprender a pasar de todo. Y cuando digo todo, es todo. Me va a costar muchísimo esfuerzo, la verdad. Porque no soy así. Pero si tengo que serlo para dejar de sufrir o, al menos, para no sufrir tanto, mejor que mejor.
Pero, por ahora, a ver si mis amigas las lágrimas me ayudan a arrastrar un poquito lo que tengo dentro de mi y lo lleva lejos, muy lejos, allá donde no pueda ni verlo...

viernes, 4 de mayo de 2012

Esa puta llamada vida.

Va siendo hora de asumirlo, Fran. La ley de vida no es indiferente a nadie y no deja de actuar. Es la única ley inderogable que existe y existirá entre nosotros por y para siempre. Pero, como toda ley que se menosprecie, debe tener su carácter de injusticia. Y esta no iba a ser menos. Es una ley injusta. Se ceba con los buenos y recompensa a los... dejémoslo en un "no tan buenos". 
El problema es que el pensamiento de "pasa de ellos, ya el tiempo les dará lo suyo" no es que me consuele mucho y menos aún ahora. Cuando sé que, aplicando esta ley, caeré yo antes que todos esos que tratan de tirarme. A mi, a los que me rodean y a los que quiero.

Sigamos con ella. Ella... Al menos me siento orgulloso de no ser de aquellos que no valoran lo que tienen hasta que lo pierde. Yo la valoré siempre mucho aunque, para qué engañarnos, no fue hasta cuando su salud pendía de un hilo cuando no había día que no escapaba a mi pensamiento. Días que me ha costado horrores tener que anteponer una sonrisa a una lágrima, una buena cara a un mal pensamiento, un estar rodeado de personas a un estar solo.
Y ahora señores, ahora es cuando he recibido otro palo en mi vida. De esos que duelen. De esos que dejan marca. De esos que... desearías recibir antes otro que ese. Aunque bueno, lo veía venir. Y dicen que cuando uno ve venir las cosas, como que sabe acomodarse al golpe, llorar lo menos posible y aguantarse al dolor. No obstante... nobody say it was easy, como diría cierta canción de Coldplay que me acompaña mientras escribo estas húmedas líneas.

La solución se plantea bien simple: venirse arriba. No queda otra. No me vale de nada estar ahí, a ras de suelo, contemplando como la gente sigue caminando allá donde vaya y yo allí respirando polvo. No. Y hasta yo lo reconozco y me lo digo delante del espejo: Fran, tienes que venirte arriba. Remontar el vuelo. Lo sé, así que no necesito que nadie me diga eso. Digamos que la teoría siempre la he llevado de notable. Donde siempre he suspendido es en la práctica. Y aquí es donde está el verdadero problema. No sé cómo hacerlo. Me encuentro como en la situación de un escalador inexperto que nunca ha escalado por esta montaña llamada ley de vida. Y que, aunque quiera llegar a la cima y enclavar allí su bandera, no sabe cómo ni dónde ir clavando esos puntos de apoyo que le ayuden llegar a lo más alto. Así estoy. Y así estaré hasta que alguien descubra un mapa que te indique cómo salir de esta. Aunque lo más irónico de todo es que tendré que ser yo quien encuentre ese mapa.

Supongo que... estarás bien. Allí arriba. O abajo. O donde quiera que estés ahora mismo. Que siempre me quedaré con las ganas de darte otro abrazo, y de que tú me lo des; y de que me entretengas durante una tarde jugando a un juego que ni sabes cómo se juega con tal de verme sonreír; y que me des parte de tu comida en esos momentos en los que esperaba a que vinieran a recogerme de tu casa; y volverte a ver cómo te comías las uvas en nochevieja minutos antes que todos nosotros y yo reírme por ello; y que me vuelvas a dar mi regalo de cumpleaños envuelto en una servilleta del restaurante en el que estemos, ya sabes lo qué; y volver a escucharte decir todas las cosas que me decías y que no caben aquí y que, a fin de cuentas, quiero que queden entre tú y yo.  
Y que nunca olvidaré eso de "tú estudia, que seas alguien el día de mañana". Lo pensaba ser. Pero ahora, más que nunca, lo pienso ser. Por mi obviamente. Pero desde ahora por ti también. Para que sigas bien orgullosa de mi como demostrabas en tu mirada cada vez que nos veíamos.

Y que... te quiero.

domingo, 7 de agosto de 2011

Odio ser de carne y hueso en una sociedad de plástico.

Esto es como el juego de la oca. De batalla perdida en batalla perdida y tiro porque me toca.
Lo que más duele de todo, por así decir, es que a pesar de perder uno tiene y debe de sonreír. Aunque sea de manera falsa o artificial. Intentar seguir adelante como buenamente puedas. Ya sea porque pienses que has podido perder una batalla pero no la guerra entera; ya sea porque a penas que te vean ladear la cabeza, te están preguntando que qué te pasa. Cuando tú de lo que menos tienes ganas es de hablar del tema, para no recordar nada.

Aunque sea de manera falsa o artificial...
Notar como eres esa pieza del puzzle que no encaja, que parece que se equivocaron de caja al meterte. Y a pesar de ello, seguir forzando y apretando por si consigues finalmente coincidir con la otra pieza, pero nada. Finalmente te acabas dando cuenta que lo único que logras es deformar el pequeño pedazo de cartón, lo que es lo mismo que hacerle daño. Daño acrecentado por las ilusiones y esas falsas esperanzas que mientras más las odia uno, más lo persiguen allá donde vaya.
En esta batalla, o mejor aún, en esta guerra, ya uno no sabe con qué armas luchar o si ni tan siquiera seguir luchando, por muy de cobardes que suene. Porque total, ¿sabéis una cosa? Soy humano, señoras y señores. Humano que al final acaba cansándose de todo. Humano que nunca parece dar la talla. Humano que parece no vale en absoluto, o así se lo hace ver el resto de seres humanos. Humano demasiado vulnerable a eso considerado por algunas personas sentimientos y por otras, simples juguetes de plástico.

jueves, 26 de mayo de 2011

Como a los tontos...

Me estoy dando cuenta que a veces lo mejor es dar la razón a la gente aunque no la tenga. Sí. Como se suele decir, dar la razón como a los tontos. Así ambas partes salimos ganando en todo esto: ellos quedan completamente satisfechos de lo que están diciendo, sin comerte tanto la oreja y pensando que son los mejores de este mundo y que tienen la razón en todo: Y nosotros, nos vamos de esa batalla de palabras que nos cansa la oreja, nos ataca a nuestra cabeza y no nos deja vivir como nosotros queremos, como nosotros estamos bien, felices y a gusto. Que pienso yo, que mientras vivas de una determinada manera en la que no hagas daño a nadie no es malo. Quizás, tu único error, sea preocuparte por los demás. Es probable a la par que inevitable.
Pero ya se dice...que se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar.  Aunque claro, se da la paradoja que cuanto más callamos más cosas tenemos que decir y más grande es el esfuerzo por callar. ¿Te imaginas un mundo en el que se pudiera hablar sin tapujo alguno de todos aquellos sentimientos de amor, de odio o de las dudas o protestas que nos surgieran? Qué a gusto nos quedaríamos ¿verdad? Pero que disgusto le daríamos a más de uno. O gusto, quién sabe.

viernes, 29 de abril de 2011

Vergüenza Europea.

A Mou le provocan y él contesta con valentía esto dice Don Alfredo Di Stéfano, Presidente de Honor del Real Madrid.
Ahora al parecer por decir la verdad o al menos decir lo que uno piensa, te abren expedientes de conducta. ¿Vamos a tener que callarnos entonces y ser unos hipócritas como lo son otros? Que yo sólo digo que Mourinho dice lo que en realidad casi la mayoría piensa pero que no se atreven a decirlo; que el Barcelona juega casi siempre con doce en el campo (es increíble observar como esta temporada aún no ha acabado ningún clásico disputado con once jugadores por parte de ambos equipos ni en España ni en Europa ¿Casualidad? No sé yo.) y que tienen más cuento que Calleja, véase la magistral actuación de teatro de Dani Alves, sin duda habrá que tenerla en cuenta ya que si esto del fútbol le da para poco, podrán contratarlo de actor o algo, digo yo. Y digo magistral, porque se la tragó (como todo) el señor Stark, aunque claro, tratándose del peor árbitro del mundo, qué decir. Que pones peor árbitro del mundo en el buscador de Google y es el primer resultado que sale. Y sin dejarnos atrás de que es un obsesionado de Messi y de su juego. Lo mismo me equivoco, pero ahí imparcialidad veo yo la justa o ninguna. Luego dicen que siempre cuando el Real Madrid pierde, se buscan excusas al porqué hemos perdido y que nunca asumimos que jugamos mal. Pues esta vez, una vez más para variar, no ha sido por nuestro mal juego, como sí pudo serlo y lo admito, en el 0-5 de Liga de esta presente temporada. Porque ¿cómo que no nos comenzaron a atacar con más efectividad antes de la expulsión de Pepe, alrededor del minuto 60? ¿Y fue ya tras esto cuando vinieron los goles y la oleada de ataques culés? Qué coincidencia. Y digo Pepe como dijera cualquier otro jugador, porque no es lo mismo, ni por asomo, jugar once contra 'once' (nótese que este once entrecomillado es del Barcelona), y más cuando es un jugador tan fundamental, el pilar del centro del campo, como lo ha sido Pepe en estos últimos clásicos. Porque ¿cómo que en Copa les demostramos que no lo es todo el tocar y tocar, el marear la perdíz y el aburrir al público? Porque el Barcelona 'ganará', pero a mí me aburren ya sus partidos. Aunque es su estilo y lo respeto. Tiene similitud al estilo de la Roja, pero el Barcelona parece hacerlo a cámara aún más lenta, valga ya la rebundancia. No como ellos que no respetan el estilo del Madrid. Y dirán que el Madrid no tiene estilo directamente, que lo único que hacen es no dejar jugar. Y yo les digo a esos que se vayan a aprender un poquito de fútbol a alguna escuela o algo, porque el estilo del Madrid es el de toque y ataque directo, similar al fútbol que se puede observar en Inglaterra, sin irnos más lejos. Que no será tan vistoso como el de marear el balón por el campo, pero es mucho más efectivo y da más espectáculo a los aficionados. Y si no te gusta, no mires.
Ahora lo peor de todo, es que la FIFA, si de por sí le tenía, le tendrá más 'manía' al Real Madrid. En cada acción normal que cualquier equipo haga y que no tenga ningún tipo de sanción, para el Madrid sí que la tendrá. Van a estar a cual resolte para saltar contra él.
La verdad es que yo de estos clásicos no estoy deduciendo nada bueno. No están siendo partidos para recordar precisamente, exceptuando quizás que el Real Madrid ganó tras muchos años una Copa del Rey que ni consiguió con Raúl, Guti o Michel Salgado en el equipo. Ya son años. Más bien estoy observando como la Roja se está viniendo abajo. Son nada más ni nada menos que trece internacionales los que se han visto las caras en estos tres clásicos que llevamos hasta ahora disputados, y los roces entre ellos van cada vez en aumento y abriendo la herida cada vez más. A ver cómo pone solución el señor Del Bosque a esto.
En fin, yo sólo digo, que la eliminatoria está ya demasiado complicada para pasar a la final pero que, como después de todo (llamémosle milagro) pasemos a la final y ya, dispuestos a soñar, ganemos la Décima, será la Champions más complicada y más sacrificada del Real Madrid en toda su historia. Pero esto, con la FIFA y los árbitros de parte del Barcelona, entre otros...me da a mí que va a ser que no. Ojalá esto no vuelva a suceder en futuras temporadas, porque lograr títulos así en general y Champions en particular, al igual que Mourinho, me daría vergüenza ganarlas.

viernes, 21 de enero de 2011

Injusto y sin sentido.

Caminamos en busca de algo sin saber el qué realmente. Aunque bueno, es importante saber que en ese camino en esa búsqueda incesante de eso a lo que algunos denominan felicidad, otros bienestar y otros simplemente no saben ni cómo llamarlo, no vayas solo. Porque hay personas que no son de estar solas, hay seres que no saben vivir en soledad. Y con esto quiero decir que sí, hay seres que si que saben (o es que ellos quieren) vivir así. ¿Curioso verdad? A veces que lo único que queremos es estar solos y vivir nuestra vida independientemente de los demás, a cual huraño en su cueva. Allá cada uno con su vida, ahí yo no me meto. No obstante, otros buscamos precisamente lo contrario. El ser humano qué curioso que es… A lo largo de ese camino vamos conociendo a personas, tan peculiares como las piedras, ni una igual, ni una idéntica, todas distintas y con algo nuevo que ofrecerte. Y en ocasiones esa persona te provoca en tu interior un algo especial que no sabemos cómo denominar. Y si estáis pensando en la palabra ‘amor’ no, no es amor precisamente. Ni siquiera ‘amistad’ en sentido estricto. Es un algo indescriptible. La cosa es que, sientes algo que no sabes definir. Al principio todo es genial, porque todo sigue a cual guión establecido. Pero nada, pasa un pequeño espacio de tiempo y como que parece que para esa persona ya ni existes ni nada. Y a pesar de intentar mandarle señales con bengalas diciéndole “Eh, eh ¡Qué estoy aquí! ¡Qué sigo aquí! No te olvides de mi, que yo no me olvido de ti…”, ni caso. Lo que se dice (y permitidme la palabra) ni puñetero caso.  
Pero claro, luego ves que hacia otras personas sí que mantienen esa “pequeña” relación que tú más quisieras la mitad de la mitad que esa. Te das cuenta que eres un Don Nadie. Un Don Nadie que continúa por ese camino a cual alma errante, pero sin contar con esa persona ya. Y te duele, ¡claro que te duele! Te duele porque te hubiera gustado que te acompañase, no todo el trayecto, tampoco pidamos peras al olmo, pero sí mucho más de lo que lo ha hecho. Porque pensabas que podrías llegar a ser…algo parecido a lo que es un amigo. Ojo, digo parecido. Algo parecido a lo que es dos personas normales que mantienen una relación más o menos llevadera y buena. Pero nada, ya la mínima relación (y si es que hay) que mantenga hacia ti es algo ya completamente artificial y lo más importante… ¡exclusivamente porque sale de ti! Tampoco te vayas a pensar que al menos sale de esa persona el iniciar algo similar a lo que se le denomina una “conversación”. De eso nada. Porque según el sistema lingüístico para que haya una conversación debe haber dos personas, llamadas emisor y receptor, y lo que queremos transmitir, un mensaje. Pues bien, la mayoría de las veces “no hay” ni mensaje. Lo entrecomillo porque es así. Se trata de un mensaje falto de contenido, con palabras vacías por dentro y sin nada que ofrecerte y mostrarte.
En fin, hay que asumirlo  queramos o no. Porque desgraciadamente y sin saber porqué, nos convertimos en la miserable sombra de lo que fuimos y por culpa de eso verdaderamente se pasa mal. Lo mismo esas personas están ahora mismo…no sé que estarán haciendo, pero sea lo que sea, seguro que no estás tú en su mente precisamente, pero ni ahora ni a lo largo (de nuevo permitidme la palabra) del todo el puñetero día. Ni una miserable milésima de segundo de las veinticuatro horas que tiene el día. Y lo sé, porque lo sé. Eso me llena de una profunda tristeza. Porque yo al menos mientras escribo esto pienso en esas personas. Esto es fruto de ellas, precisamente. ¿Qué paradoja, cierto? La vida en sí mismo es una auténtica paradoja. Pues eso. Y así un día y otro día… Siento cada vez más que mi papel aquí es meramente formalista y presencial, y nada más. Ya uno no disfruta como antes, porque no. Sinceramente, no sé qué hago aquí. No sé qué hago aquí en este mundo tan verdaderamente injusto y sin sentido. Hasta que el vaso acabe por colmar. Y ya entonces a ver qué pasará con el agua que se derrame…ya lo veremos.