viernes, 29 de abril de 2011

Vergüenza Europea.

A Mou le provocan y él contesta con valentía esto dice Don Alfredo Di Stéfano, Presidente de Honor del Real Madrid.
Ahora al parecer por decir la verdad o al menos decir lo que uno piensa, te abren expedientes de conducta. ¿Vamos a tener que callarnos entonces y ser unos hipócritas como lo son otros? Que yo sólo digo que Mourinho dice lo que en realidad casi la mayoría piensa pero que no se atreven a decirlo; que el Barcelona juega casi siempre con doce en el campo (es increíble observar como esta temporada aún no ha acabado ningún clásico disputado con once jugadores por parte de ambos equipos ni en España ni en Europa ¿Casualidad? No sé yo.) y que tienen más cuento que Calleja, véase la magistral actuación de teatro de Dani Alves, sin duda habrá que tenerla en cuenta ya que si esto del fútbol le da para poco, podrán contratarlo de actor o algo, digo yo. Y digo magistral, porque se la tragó (como todo) el señor Stark, aunque claro, tratándose del peor árbitro del mundo, qué decir. Que pones peor árbitro del mundo en el buscador de Google y es el primer resultado que sale. Y sin dejarnos atrás de que es un obsesionado de Messi y de su juego. Lo mismo me equivoco, pero ahí imparcialidad veo yo la justa o ninguna. Luego dicen que siempre cuando el Real Madrid pierde, se buscan excusas al porqué hemos perdido y que nunca asumimos que jugamos mal. Pues esta vez, una vez más para variar, no ha sido por nuestro mal juego, como sí pudo serlo y lo admito, en el 0-5 de Liga de esta presente temporada. Porque ¿cómo que no nos comenzaron a atacar con más efectividad antes de la expulsión de Pepe, alrededor del minuto 60? ¿Y fue ya tras esto cuando vinieron los goles y la oleada de ataques culés? Qué coincidencia. Y digo Pepe como dijera cualquier otro jugador, porque no es lo mismo, ni por asomo, jugar once contra 'once' (nótese que este once entrecomillado es del Barcelona), y más cuando es un jugador tan fundamental, el pilar del centro del campo, como lo ha sido Pepe en estos últimos clásicos. Porque ¿cómo que en Copa les demostramos que no lo es todo el tocar y tocar, el marear la perdíz y el aburrir al público? Porque el Barcelona 'ganará', pero a mí me aburren ya sus partidos. Aunque es su estilo y lo respeto. Tiene similitud al estilo de la Roja, pero el Barcelona parece hacerlo a cámara aún más lenta, valga ya la rebundancia. No como ellos que no respetan el estilo del Madrid. Y dirán que el Madrid no tiene estilo directamente, que lo único que hacen es no dejar jugar. Y yo les digo a esos que se vayan a aprender un poquito de fútbol a alguna escuela o algo, porque el estilo del Madrid es el de toque y ataque directo, similar al fútbol que se puede observar en Inglaterra, sin irnos más lejos. Que no será tan vistoso como el de marear el balón por el campo, pero es mucho más efectivo y da más espectáculo a los aficionados. Y si no te gusta, no mires.
Ahora lo peor de todo, es que la FIFA, si de por sí le tenía, le tendrá más 'manía' al Real Madrid. En cada acción normal que cualquier equipo haga y que no tenga ningún tipo de sanción, para el Madrid sí que la tendrá. Van a estar a cual resolte para saltar contra él.
La verdad es que yo de estos clásicos no estoy deduciendo nada bueno. No están siendo partidos para recordar precisamente, exceptuando quizás que el Real Madrid ganó tras muchos años una Copa del Rey que ni consiguió con Raúl, Guti o Michel Salgado en el equipo. Ya son años. Más bien estoy observando como la Roja se está viniendo abajo. Son nada más ni nada menos que trece internacionales los que se han visto las caras en estos tres clásicos que llevamos hasta ahora disputados, y los roces entre ellos van cada vez en aumento y abriendo la herida cada vez más. A ver cómo pone solución el señor Del Bosque a esto.
En fin, yo sólo digo, que la eliminatoria está ya demasiado complicada para pasar a la final pero que, como después de todo (llamémosle milagro) pasemos a la final y ya, dispuestos a soñar, ganemos la Décima, será la Champions más complicada y más sacrificada del Real Madrid en toda su historia. Pero esto, con la FIFA y los árbitros de parte del Barcelona, entre otros...me da a mí que va a ser que no. Ojalá esto no vuelva a suceder en futuras temporadas, porque lograr títulos así en general y Champions en particular, al igual que Mourinho, me daría vergüenza ganarlas.

lunes, 25 de abril de 2011

La felicidad siempre depende de algo.

Una vida rodeada de amor es bueno pero aún mejor si la felicidad no depende de ello.

¿Y porqué? Porque se puede ser felices de muchas maneras y de hecho algunas son hasta absurdas como cuando tu equipo marca un gol, en el último minuto, de penalti injusto; o madrugar y luego darte cuenta de que aún te quedan un par de horas de sueño por delante y sigues durmiendo. ¿Quién no ha sido feliz en esos momentos?
Pero a pesar de todo ello, yo os digo que es mejor que la felicidad no dependa de eso llamado amor, porque hay mucha gente que si no es por él no es feliz ni es nada ni nadie. Que no está mal tenerlo, pero hay que saber hasta qué límites llegar. Y entonces puede pasar que, sin quererlo ni beberlo, suceda cualquier cosa, algo empiece a no ir bien y esa persona con la que estás te abandone y entonces...¿qué? Que lo único que sostenía tu felicidad, al único pilar donde confinaste todo, se desmorona y te quedas roto, destrozado, mal. Y tan sólo los amigos y la famillia medio pueden hacer que vuelvas a flote en un proceso lento y costoso, muy costoso. 
Todo esto, como todo, lo digo por experiencia propia.

martes, 19 de abril de 2011

Mareas de Sueños.


Sé que es una cosa que carece de realidad o fundamento, y que no deja de ser un deseo, una esperanza sin probabilidad de realizarse: un sueño. Sé que esto es algo completamente irreal. Sé que es algo completamente improbable. Que tanta suerte no puede tener uno después de tantos y tantos años sin llegar a conocerla. Porque todo siempre son espejismos de lo que uno realmente desea. Y va andando tanto y tanto incesantemente hacía eso que quiere a la par que le ciega, que se acaba estampando contra el muro que tiene delante. Porque la vida es una ilusión, una sombra, una ficción. Y el mayor bien es pequeño. Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. 
Que sé y asumo que de un momento a otro puede aparecer un nudo en mi estómago, que todo se vuelva negro, que se me quiten las ganas de todo y que mis ojos humedezcan por no sé qué vez ya. Pero mira, mientras tanto habrá que disfrutar del momento y de esas pequeñas cosas que son la esencia de la mismísima vida, ¿no? Venga, pongamos en práctica ese bonito y conocido latinajo que dice Carpe Diem y a mandar.

La verdad es que a la vida le encuentro un curioso parecido con el mar: lo mismo estamos de bajamar que de pleamar, que de repente llega un tsunami y arrasa completamente con todo sin ningún tipo de distinción. Y es ahí entonces donde se demuestra si nuestra humana e imperfecta estructura interna es o no es lo suficientemente fuerte como para aguantar una dura caída tras una gran subida en esta montaña rusa llamada vida.
Porque no hay que temer soñar, si se va bien armado.

martes, 12 de abril de 2011

Con M de México.

Cuando al pop-rock se le mezcla con un poco de tequila se puede producir un cóctel explosivo. Se llama Maná.
La verdad es que grupos como este quedan pocos en nuestros días. Grupos que se alejen del constante comercialismo en sentido estricto y que no muestren ese interés como otros en tan sólo querer globalizarse allá por donde van. A ellos no les hace falta eso. Son humildes y artesanales en su oficio, lo que muchos ya quisieran. Quedan pocos grupos como este que sepan reflejar tan bien y de una manera tan bella los sentimientos y las emociones. Como en Vivir sin aire, donde hacen una alegoría a las cosas materiales que nos son necesarias para sobrevivir y a pesar de la condicion de imprescindibles que tienen las mismas, querer vivir sin ellas, para indicar que hay una persona que es tan necesaria para él como el mismísimo aire para un ser humano, el agua para un pez... Y también esos otros hechos que ocurren día a día, como puede ser la sencilla historia de un hombre que se emborracha por el amor de una mujer que no le corresponde: eso es Clavado en un bar. Y, en fin, así podría seguir con todas y cada una de sus canciones, extrayendo de las mismas hasta el más mínimo detalle que tratan de expresar.
Aunque claro, siempre tenemos una canción que nos hace conocer a un nuevo grupo, y en mi caso, fueron dos y que marcaron el inicio de mi interés por ellos: Rayando el Sol y Eres mi Religión. Y ¿cuánto hace de esto? La verdad es que en comparación para el tiempo que llevan en activo, que es ni nada más ni nada menos que desde 1978 (mismo año de la promulgación de nuestra Constitución Española, curiosamente) es relativamente poco, tan sólo seis años. Pero seis años demasiado intensos podría decir. Seis años durante los cuales han coincidido los lanzamientos de dos discos de ellos. Seis años durante los cuales he tenido hasta la tremenda y excepcional ocasión de poder ir a verles en directo a un concierto, el primero al que he acudido en toda mi vida, en verano de 2007. Fue de estas cosas para lo que adjetivos como genial, estupendo o fantástico se quedan realmente cortos. Pero de esas cosas que, hasta que no pasan y acaba todo, no tomas cuenta de una manera completa lo que has hecho, donde verdaderamente has estado y lo que has presenciado con tus propios ojos. Y ya te queda el recuerdo y ese sueño de poder volver pronto a repetir ese tan perfecto día.

También, y como suele pasar normalmente, conoces al grupo por que oyes la canción de otra persona que la está escuchando, o la oyes de repente en la radio y capta tu atención, o sale en un anuncio o veintemil situaciones más. Pues bien, la "culpable" de que conociese a este grupo y se convierta para mi en lo que se ha convertido, la tiene mi madre. Y desde entonces y suene como suene, nada, absolutamente nada, ha sido lo mismo. Maná me ha acompañado a lo largo de todo este tiempo con sus canciones. Canciones con las que tanto he casi llorado, caso de El muelle de San Blas, como que he saltado, gritado y chillado, caso de Me vale. 
Aunque me han acompañado en los buenos momentos, sobre todo lo han hecho en aquellos no tan buenos, en esos instantes en los que parece que nada ni nadie te comprende o no te llegan a consolar lo suficiente, y te sientes como un verdadero bicho raro entre la multitud. Y es entonces cuando encontraba correspondencia en alguna de sus canciones, en su música. Porque como el vocalista de la banda dijo no hace mucho, Fher Olvera, La música es curativa. Y tanto.
Mañanas y mañanas me las he pasado de camino al instituto escuchándoles desde bien temprano. Ahora por las tardes de camino a la facultad. O en el bus. O en la ducha. O simplemente tumbado sobre la hierba en esas tan aburridas tardes que me las pasaba en el campo cuando en mi mente sólo parecía haber más y más problemas, más y más preocupaciones. Y me ocurre, que no me canso de ellos en ningún momento. Que no me pasa como con otras canciones, que cuando las escuchas un par de veces ya estás de canción hasta ahí. No no, Maná es otro mundo. O al menos para mi. Porque cada vez que escucho una canción de ellos voy extrayendo más y más detalles de todo lo que quieren expresar a través de sus letras. Y descubres poco a poco ese pequeño mensaje que te quieren transmitir y que constituye la esencia de la canción.
Y hoy mismo, 12 de Abril, han sacado un nuevo disco después de que pasaran cinco años desde su último álbum de Amar es Combatir. Ha sido un disco realizado a fuego lento y con verdadero aroma a dolor de pérdida, ya que durante la grabación del mismo, Fher Olvera ha tenido que afrontar la dura pérdida de su madre y de su hermana. Y de ahí el título de Drama y Luz, lo que para ellos quiere decir que es golpeada y se levanta constantemente. Un constante caer y volver a levantarse. Y de la constatación de Fher, tras todos esos indeseables sucesos acaecidos, de que "en la vida no se puede controlar todo" nace este disco.
Es Drama y Luz. Dolor y esperanza. Ángeles y Demonios. Energía positiva. Maná. Nadie como ellos conoce el verdadero valor de la caída y del triunfo.