Mostrando entradas con la etiqueta cambios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cambios. Mostrar todas las entradas

lunes, 29 de septiembre de 2014

Cambio.

Cambios. Cambios. Cambios. Cómo una palabra, según en el campo en el que se emplee, tiene un significado u otro completamente diferente.

El cambio climático, el cambio o sustitución de un jugador de fútbol por otro durante un partido, el cambio que te devuelven cuando vas a comprar y entregas una cantidad superior de la que tienen que cobrarse, la letra de cambio u orden por escrito de una persona a otra para que pague una determinada cantidad de dinero en el futuro a un tercero, el cambio social que se produce en un país tras un cambio de gobierno, el cambio lingüístico que experimentan todas las lenguas por el paso del tiempo, el cambio de variables dentro de las matemáticas para resolver ciertas ecuaciones, la palanca de cambio gracias a la cual podemos ir más rápido o más despacio en un automóvil, el cambio de vía de los trenes sin la cual nunca podríamos llegar a nuestro destino, el cambio psicológico que experimentan las personas: un proceso de cambio continuo. 
Cambios que, aunque aparente ser pequeño, puede llegar a tener unos enormes efectos en la estructura básica de una persona.

Y es que no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio.
Charles Darwin.-

miércoles, 31 de julio de 2013

El destino.

No creo en el destino. Es más, me parece un tanto patético pensar que toda nuestra vida desde el momento en que nacemos está escrita en algún lugar. Que simplemente actuamos conforme a algo ya preestablecido. Como si nuestra vida fuese una simple obra de teatro y ese "destino" fuese un guión al que hay que seguir fielmente. Me hace mucha gracia.

En lo que sí creo es en aquello que vamos haciendo día a día. Es decir, en cualquier caso, el destino lo escribimos nosotros. Lo estamos escribiendo a cada instante que va pasando el tiempo. Con cada simple o mínima cosa que hacemos, ya estamos decidiendo el rumbo de nuestro yo en un futuro: ciencias o letras, playa o montaña, dulce o salado, rock o rap. 

No obstante, no siempre es fácil decantarse por algo. No nos viene esa inspiración que tanto necesitamos para saber qué escribir y, por ende, por un momento tampoco se sabe a ciencia cierta ese "destino". Y es cuando nos viene a la mente esa pregunta que retumba una y otra vez que no es otra sino ¿¡pero qué hago con mi vida!?

Pues bien, las cosas siempre suceden por algo. Y hasta esa indecisión, también. No permanecemos estáticos nunca. Estamos en continuo dinamismo, en continuo cambio y movimiento. 
Porque todos los días, en cada momento, en cada milisegundo, el mundo cambia. Y al igual que los electrones chocan entre sí y reaccionan, la gente colisiona y cambia la ruta de las de los demás. Unas veces para mejor y otras veces no tanto. El cambio no es fácil. Muy a menudo, es doloros y difícil. Pero tal vez eso sea indicador de que es bueno lo que está ocurriendo. Porque es precisamente el cambio lo que nos hace verdaderamente fuertes. Nos mantiene resistentes. Al pie del cañón. Y nos hace evolucionar.

Queremos creer en un mundo en reposo, el mundo del ahora. Y a pesar de ello, nuestra mayor paradoja sigue siendo la misma. El momento que entendemos como el "ahora", ese "ahora" ya ha pasado por delante de tus ojos.
Nos aferramos a las instantáneas. Pero la vida son imágenes en movimiento. Cada milisegundo es completamente distinto al último. Y es por ello por lo que el tiempo nos obliga a crecer. A adaptarnos continuamente. Y no ser estáticos cual agua estancada. Porque el agua estancada, al final, acaba pudriéndose. Porque cada vez que parpadeamos, el mundo que nos rodea a cambiado.

Y a pesar de todo esto... aún habrá gente que siga creyendo en el destino.


jueves, 5 de enero de 2012

Un nuevo año plagado de cambios.

Comienza una nueva etapa, un nuevo año. Y ello conlleva aceptar determinados cambios en tu vida. No todos nosotros estamos preparados muchas veces a esos cambios; bien porque no nos gustan, bien porque pensamos que más que ganar, vamos a perder. Pero, queramos o no, hay veces que se nos vienen impuestos desde fuera y que sabes que vas a tener que acabar asumiéndolos. Así es que, qué mejor que ir acostumbrándote a ello para que ese maldito cambio no te ocasione más daño del deseado.
Pero, irremediablemente te paras a pensar algo así como "Joder, pero porqué. Porqué no podrán ser las cosas como uno quiere que sean." Que sí, que claro, que las cosas como uno quiere que sean, quizás me parezcan bien a mí pero no al resto. Y no, porque sino ya nos metemos en el círculo del egoísmo y eso, si bien a veces y según el contexto en el que estemos puede ser "bueno", en el de los cambios que afectan a más de dos personas no lo suele ser. Por mucho que nos cueste, tenemos que pensar un poquito más en los demás, y más cuando son personas que te quieren, que te aman, que están ahí para ti cuando lo necesitas... Aunque a veces nos ceguemos con tonterías y cosas que si las pensásemos en frío, no las habríamos hecho nunca quizás. No por ello me arrepiento de algo que haya podido hacer o dejado de hacer en el pasado. Que a lo hecho pecho, y que para todos los problemas hay una solución menos para la muerte (cosa que no descarto que acaben sacando...)

Como iba diciendo, los cambios, los malditos cambios que no nos gustan a veces tanto. Yo, en lo personal, soy una persona que le cuesta mucho asumir cambios. Digamos que si vengo acostumbrado a caminar por una línea, y me dicen de golpe y porrazo que debo cambiarme a otra, aunque esté al ladito, a apenas unos centímetros, me cuesta. Y quizás exagere, pero ya dicen que exagerando las cosas parece que uno se entera mejor. Y al igual que yo seguro que habrá más gente (sino, me preocuparía un poquito bastante). Creo que a veces actuamos de manera tan mecánica con las cosas que con nada que lleves haciéndolo así un determinado tiempo, a cual costumbre, cuando te comunican que tienes que dejar de hacer las cosas de la manera A para hacerlas de la manera B, se te cae el mundo encima. 

Así es que, si esos cambios queramos o no vamos a tener que acabar asumiéndolos, qué mejor que ir acostumbrándonos a ellos y que sea lo que [inserte aquí la divinidad que desee] quiera que sea.