martes, 16 de noviembre de 2010

La vida.

La vida, lo que para unos es un simple trámite que hay que pasar, para otros es algo más que eso. Simplemente es algo más que la mayoría de las veces ni sabemos que es…
Quien no lo sepa ya lo aprenderá de prisa: la vida no para, no espera, no avisa, ni se hace tu amiga. La vida es un juego con una partida, nos trata de tu, nos grita, nos pega, nos mima, nos reta, nos pone un examen al día. La vida es lo único que manda en esta vida. La vida no es tuya, ni de él ni de aquél. La vida es la vida, nos pone y nos quita. Tantos planes y tantos planes, que al final acaban vueltos en espuma y en llamas: arden, desaparecen y sólo nos quedan las cenizas.
¿Quién sabe cuándo es el momento de decir: venga, ahora? Si todo el mundo alrededor te está gritando: ¡Vamos vamos, no te pares, sin demora!
La vida, lo que yo considero el regalo más grande que tenemos cualquier ser vivo por el mero hecho de existir, ya seamos personas o incluso animales, y por ello qué mayor regalo que vivir…

La vida, ese regalo que no todos esos seres vivos saben valorar en su correcta medida, en especial las personas. Las personas somos los únicos animales que son capaces de tropezar en la mima piedra dos veces, y a veces por el mero hecho de tropezar ya pensamos que no vale la pena la vida. Por supuesto que sí, por supuesto que vale la pena la vida, vivirla y luchar por aquello que uno quiere, desea, anhela… en esos momentos, en esos instantes en que uno se lo propone, en que todo parece posible y todo puede cambiar, en que todo está al alcance de nuestras manos, todo es fácil, bonito, mágico... Pero claro, ese momento nos dura poco. De repente se nos presenta la duda, el miedo a equivocarse en lo que vamos a hacer, incluso a no haber entendido del todo bien lo que queremos, lo que tu corazón siente de verdad y entonces no todo sale como uno quiere y nada, otro propósito fallido…


jueves, 11 de noviembre de 2010

Del amor al odio hay tan sólo un paso.


Dicen que del amor al odio tan sólo hay un paso. Pues bien, tienen razón. Esto es porque el odio tiene la misma intensidad que el amor. Llegas a querer tanto a una persona que no te puedes imaginar tu vida sin ella, pero cuando te hace daño, la ves con otros ojos y sin darte cuenta esos sentimientos positivos cambian radicalmente al odio. Sufrir por amor es morir en vida. Así que como prefieres no sufrir por su culpa, empiezas a crear rabia a su alrededor y cuando te das cuenta, esa rabia es el odio, y cada día que pasa la odias más y no soportas ni ver a esa persona. En cierto modo, esto a veces se hace como medida de protección, porque quieres dejar de sufrir por culpa de esa persona.
Yo sé lo que es querer muchísimo a una persona, tanto que daría mi vida por ella, y en cuestión de días llegar a odiarla como al mismísimo diablo. Y me diréis, ¿porqué? Porque ahora (una manera de hablar, ya hace tiempo que me dí cuenta) uno se da cuenta de la verdad de todo, se da cuenta que la función que uno tuvo en su momento y era la de un simple juguete, un capricho, para cierta persona, y que cuando se hartó de esto, se deshizo de mi como quien se deshace del papel del bocata del recreo, lo arruga y lo tira a la basura. Un capricho de una tarde de verano. Y no me arrepiento en el fondo...¿sabéis? porque me sirve para aprender de los errores, porque esta persona ha sido un error en mi vida, y de los errores yo aprendo y después encima, ME RÍO. Porque este es uno de esos errores de lo que luego te acabas riendo. Claramente, no le merecía. Yo soy mil veces mejor que esta persona, y mil millones de veces mejor que con la persona con la que está actualmente. En el fondo, ha sido tonta, ya que es como quien tiene un deportivo y lo cambia por un coche normal y corriente. Pero lo evidente es lo evidente. Pues de manera similar ha hecho esta persona. Se le podría calificar de muchas maneras. Tenemos una gran cantidad de adjetivos en nuestra gramática española para ello, pero es que creo que no se merece ni que se le describa con uno de ellos. Los adjetivos tienen más clase y estilo que la susodicha como para nombrarla con ellos. Esta niñata (porque no existe otra manera más bonita de dirigirse a ella aquí) no se merece NADA. La verdad es que tiene más de lo que se merece. Por el hecho de vivir ya tiene más de lo que se merece en realidad. Creo que no sabe ni lo que son los sentimientos, lo que es tener corazón...nada de eso.
Sinceramente, quien me lea, que me haga caso y que jamás de los jamases comience una relación a distancia si ambos no están convencidos de luchar por ello, porque luego pasa lo de siempre. Entre otras cosas, que uno de los dos SIEMPRE, sin excepciones, da más que otro. Con esto me demuestra varias cosas esta persona: que no tiene PALABRA para nada, dijo que sería para siempre, y tan sólo fue un suspiro; que no es tan fuerte como se anuncia, no luchó en ningún momento por esto, se dejó vencer claramente; que no es digna de mi, ahora me doy cuenta de lo muchísimo más que valgo yo que esta persona;  y muchas cosas más que no me quiero extender en ellas.
Para acabar, a ese ser humano le digo que me da PENA. Me da pena porque no supo valorar lo que tuvo. Ya te darás cuenta de lo que tuviste y de lo que perdiste, si es que tienes un poquito de cerebro al menos. Y recordad, que uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Primer palo...

Me quiero morir. Eso es lo que pense cuando me marché. Cuando cogí el avión, hace apenas dos años. Quería acabar con todo. Sí un simple accidente era lo mejor. Para que nadie tuviera la culpa, para que yo no tuviera que avergonzarme, para que nadie tuviera un porqué. Recuerdo que el avión se movió durante todo el viaje. Había una tormenta y todos estaban tensos y asustados. Yo no. Yo era el único que sonreía. Cuando estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando se pierde esa ilusión, esas ganas de seguir luchando por eso... cuando no tienes ya nada que perder,cuando... Cada instante es un peso enorme, insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma. De la más simple, de la más cobarde, sin dejar de nuevo para mañana ese pensamiento: ella no está. Ya no está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú... Desaparecer.
Pero la verdad, no vale la pena. No vale la pena, porque la vida no acaba aquí y ahora. Esto no es el fin, esto no es más que el comienzo. Todo tiene que pasar y pasó, simplemente.
Ciertamente, las tragedias ocurren. Podemos descubrir la razón de porqué pasan, culpar a otros por ello, o imaginar qué diferentes habrían sido nuestras vidas sin ellas. Pero nada de esto tiene importancia: ya pasaron, y listo. A partir de ahí tenemos que olvidar el miedo que nos provocan, olvidar esas cosas que pasaron e iniciar la reconstrucción. Lo que hay que hacer es usar ese pasado a tu favor, es decir, hay un pasado que no me deja satisfecho, pues es tan sencillo como olvidarlo ahora y ya, aunque eso que se dice tan sencillo cuesta verdaderamente horrores cuando esas cosas que ahora no te dejan satisfecho te importaron y luchaste por ellas a más no poder. Más bien, además de olvidar todo eso, tendré que imaginarme una nueva historia para mi vida y creer en ella. Eso de usar tu pasado a tu favor…concentrarse sólo en los momentos en que conseguí lo que deseé, y esa fuerza me ayudará a conseguir lo que deseo ahora. Si pude antes ¿porqué no ahora? pregunta tan sencilla y tan difícil a la vez...la verdad.
Todo esto, más que una pérdida de tiempo, fue un tiempo empleado en aprender, una vivencia más, una experiencia más para tu curriculum personal de la vida...y es así. Las cosas son difíciles, pero no imposibles, lo improbable es por definición probable.
De todo se aprende algo.
He aprendido que todo en esta vida tiene remedio, todo tiene solución, todo menos la muerte...algo a lo que a fin de cuentas estamos destinados todos, es el ciclo vital, aún así no descarto la posibilidad de que hasta para eso se le encuentre una solución. He aprendido a ver las cosas con otros ojos, a abandonar ese "cuento de hadas" donde todo es bonito y perfecto. He aprendido a poner los pies sobre la tierra. He aprendido a ver lo que es verdaderamente importante, y es estar rodeado de gente que no sólo está contigo en los buenos momentos, si no también en los no tan buenos. Y te hacen reír, te arañan esa sonrisa de tu boca, y te hacen ver que la vida hay que vivirla y disfrutarla, que la vida son dos días...
Todo llega. Por eso estoy tranquilo. Cuando una persona, cuando alguien de vosotros quiera algo, no lo busquéis, porque vendrá a vosotros y vosotras en el momento y lugar que menos os lo esperéis.
Y es que, cuando uno va creciendo, va descubriendo ya que defendiste mentiras, que te engañaste a ti mismo o que sufriste por verdaderas tonterías. Pero si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.