sábado, 31 de diciembre de 2011

Ese qué dirán que no nos deja vivir.

— Uy, ¿qué dirán si hago esto? ¿Qué dirán si hago aquello otro? ¿Y esto? ¿Y...y aquello?
— Pero, tío, es que si lo haces así, esos me mirarán de esa manera. Y si lo haces asao, los demás me mirarán de aquella manera.
Este pequeño diálogo sin sentido que acabo de dramatizar, está a la orden del día, señoras y señores. No es nada nuevo que me esté yo inventando. Y si no, decidme lo contrario.

¿Porqué no podemos vivir como queramos sin importarnos nada en absoluto? Salvo nuestra propia satisfacción personal y la de aquellas personas "importantes" que nos rodean, claro. Creo que existe una fuerza tan suprema que ha perdurado desde principios del siglo XX que no nos permite hacer eso. Una fuerza que no se ve y que está destruyendo demasiado. Ya en su momento, allá por 1936 la bautizó un tal Federico García Lorca en su obra, La Casa de Bernarda Alba. Seguro que ya sabéis de qué os hablo. Se observa que ciertas personas adquieren la personalidad del personaje que da nombre a la obra: Bernarda. 
(Inciso: aunque el personaje sea una mujer no quiere decir que sólo me esté refiriendo a este sexo, mi intención es expandirlo a todos a cual anuncio de Coca-Cola: hombres y mujeres, rubios y morenos, altos y bajos...).

Como decía, en pocas palabras, es un personaje que se caracteriza porque se deja influenciar demasiado por aquello que es objeto de análisis: el qué dirán. 
¿Resulta que ahora hay que vivir pensando en lo que dirán el resto de personas? Uf, pues si ya cuesta ponerse de acuerdo dos personas, como pretendamos hacerlo con todas las personas que conozcamos... estamos apañaos'.
Pienso que, aunque en ciertas ocasiones podamos no hacer las cosas del todo bien, ante todo, tenemos que ser originales, ser uno mismo sin influenciarse por los demás ni por su qué dirán de lo que vas a hacer, decir, o dejar de hacer. Porque sino, entonces, alquilo mi vida a otra persona y así por lo menos hacemos negocio y nos ganamos algo, ¿no? que en estos tiempos que corren... ya sabéis, en tiempo de guerra todo agujero es trinchera.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Ese pequeño gran laberinto.

La vida es como un laberinto. Mucha gente se pasa dando vueltas de arriba a abajo esperando una respuesta y luego terminan sólo chocando contra una pared.

Todos tenemos la misma salida, y nos preocupamos por eso, hay que ver eh... Cuando en realidad nos deberíamos de preocupar por los caminos que tomamos, los cuales todos son diferentes. Cada uno con sus pros y con sus contras, con sus cosas buenas y con sus cosas no tan buenas. Unos que parecen un camino de rosas pero que no nos fijamos en que esas rosas tienen espinas, y que quizás deberías haber cogido el otro aunque pareciese a simple vista un poco pedregoso.


Así es que deja de preocuparte por la salida, porque ya sabemos cual es. Lo diferente, lo especial, lo emocionante... son los caminos. Es perderte por ahí y ver que, al final, pase lo que pase, te acabarás encontrando. Porque, si somos realistas, a fin de cuentas e inevitablemente por el ciclo vital, todos dejaremos este mundo por la misma puerta...

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Desahogo con-sentido (III).

Qué triste sería ser como quieren que seas...

A ver, quería hacer un llamamiento a ese tipo de personas que carecen de una cosita que no se ve, ni se toca, ni huele, ni se come (aunque algunos lo hagan de la de otros, y ahora más adelante lo comprenderéis) pero que se siente por así decir: personalidad. Así que si te consideras una persona que la tiene, puedes dejar de leer y aprovechar el tiempo en algo más constructivo, como por ejemplo sacar a tu pez de paseo o similares. Si crees que la tienes pero no estas seguro, lee campeón (o campeona, ya sabéis, paridad ante todo) porque sí dudas es que no tienes. La personalidad es como el querer a alguien: o estás seguro al 101% o sino apaga y vámonos.

Pues bien, a ver, padre mío (o madre mía) ¿qué te cuesta dejar de copiar a los demás y comenzar a ser tú mismo (o misma)? ¿No crees que va siendo hora de madurar? ¿No crees que va siendo hora de hacerte con una personalidad propia e independiente del resto? Porque vamos, si eres tan mayor para unas cosas, lo eres perfectamente para otras, creo yo vaya. Vamos, que no me vayas a ser gallo de noche y gallina de día, porque no. En serio, hazte con una: es un consejo. No vayas a pensarte que es que voy a comisión o algo por el estilo. No, no. Además que no merece la pena. Apenas ganaría ni para comer, de la poca gente que se ha decidido a adquirir una personalidad propia. 

Así es que, recordando al famoso anuncio de televisión que va de un banco y lo hizo un famosísimo presentador de noticias (quién tenga una leve cultura general de televisión ya lo sabrá) lo puedo decir más alto pero no más claro: píllate una personalidad, en serio, que es una gran inversión de futuro. Y de paso, ya que estás puesto en ello, totalmente gratis y sin gastos de envío, una vida. Y deja ya la de los demás un poquito en paz.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Desahogo con-sentido (II).

El espíritu navideño. Eso que tanto se habla ahora por estas fechas pero que nadie ha visto desde hace tiempo. Espíritu navideño... ¿qué es eso? ¿Observar cómo tu ciudad se convierte en un salón de juegos recreativos? Porque yo comparo a las ciudades (la mayor parte) con eso, con un gran salón de juegos recreativos, de esos a los que los menores de dieciocho años no pueden entrar (o no deben, al menos). Pues esos, los mismos. En éstos, suele haber bastante iluminación, miles de lucecillas que parpadean sin parar hasta que acabas mareado de ellas; mucha pasta como diría cualquier ciudadano de a pie, mucha circulación de dinero contante y sonante, lo que viene a ser el consumismo en las ciudades, ese impulso constante de comprar, comprar y, oh sí, comprar. Que luego llega el día de navidad, el veinticinco (por si algún despistado no lo sabe, y si eres más de Papa Noel) o el seis de enero (si eres más de los Reyes Magos) y quieres tener más regalos que nadie, lo último de lo último, lo más de lo más, para luego poder ir allá donde vayas fardando de eso (hasta que se te caiga al suelo y se te acabe jodiendo rompiendo, a lo que rápidamente vas a hacerte con otro de esos). 
Que eso otra, ¿qué  es eso de "yo soy más de Papa Noel" o "yo soy más de los Reyes Magos"? Señoras y señores, la mentalidad del fútbol ha rebasado fronteras insospechables: de los creadores de "yo soy del Madrid/yo soy del Barça" llega a vuestras pantallas por estas fechas tan señaladas, "Papá, Mamá, yo soy de Papa Noel/yo soy de los Reyes Magos". Y luego estará el listo que pille cacho por los dos sitios, pero bueno, eso es ya otra movida. 

Bueno, conclusión, ¿qué es el espíritu navideño? ¿Qué fue de esas largas noches sin dormir esperando que llegase el día siguiente ansioso para salir al salón y contemplar cómo bajo vuestro árbol había al menos algún paquete para ti? Sinceramente, y salvando las distancias, pienso que, aunque aún quedan supervivientes por ahí que continúan con dicha especie en peligro de extinción dentro de sí, el espíritu navideño murió hace mucho tiempo catapultado por los enormes y pesados cimientos del consumismo navideño.

Fdo: El espíritu navideño.