domingo, 9 de octubre de 2011

Arriésgate.

Siempre es bueno tomar riesgos. Y además, tomar un montón de ellos. No te quedes con las ganas de hacer algo nunca, o por el contrario, jamás sabrás qué tal te habría salido. 


¡Si caes siete veces, levántate ocho!
Porque sinceramente, no importa dónde termines ni con quién. Siempre vas a terminar de la manera que debería ser. Aunque no nos confundamos: no creo en el destino. En lo que sí creo es en el presente, en que lo que vayas haciendo día a día tendrá sus respectivas consecuencias en un futuro, a veces cercano y otras lejano. Pienso que el destino no nos viene impuesto, que no hay nada escrito sobre nosotros, que no nacemos y tenemos un guión predeteminado ya hasta el día que desaparezcamos de este mundo. No. Somos nosotros los que vamos escribiendo nuestra propia historia y tenemos la potestad, unas veces más amplia y otras veces menos, de confeccionar nuestro día a día, nuestra vida, como nosotros queramos. Tus errores te hacen ser lo que eres. Yo soy de los que piensan que el mejor maestro que puede tener una persona es el error. Porque ellos te ayudan a aprender y crecer con cada elección que tomes, con cada cosa que hagas, con cada camino que decidas emprender en tu vida. Todo lo que uno hace a fin de cuentas vale la pena.
Siempre sé tú mismo y jamás te arrepientas de nada, simplemente aprende de ello.

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