Me hacen mucha gracia las personas que mienten. No hay nada más que odie en este mundo que la mentira. (O cuando se te queda comida entre los dientes, tampoco lo soporto). Creo que es el momento en el que más llega a usar el cerebro el ser humano, y desarrollar una maravillosa inventiva para intentar oscurecer lo claro, y complicar lo fácil. Intentando evadirse de lo que es evidente, que rompen las palabras con cosas que no son, que se han desarmado ante nosotros mostrando su verdadera cara: que son unos falsos. Y, lo más importante de todo, que dejas de confiar en ellos. ¿Por qué? Porque si lo han hecho una vez... ¿quién te dice a ti que no lo volverá a hacer?

De camino al viejo embarcadero de la playa contemplaba como el astro rey se escondía entre las nubes, haciendo desaparecer cualquier rastro de él. Es entonces cuando, aprovechando esa calma y con el natural hilo musical del oleaje de fondo, abría su cuaderno y comenzaba a reflejar en él lo que por su ajetreada mente fluía. Cada duda. Cada pensamiento. Cada palabra.
sábado, 31 de mayo de 2014
sábado, 26 de abril de 2014
Caminos Infinitos (Capítulo 4 y final).
(Si no has leído el capítulo 3, pincha aquí.)
Nada más se supo de aquel chico. Unos dicen que
volvió a equivocarse, que volvió a caer en un camino lleno de oscuridad y
tinieblas y fue su más terrible sentencia. Otros dicen lo contrario. Que
triunfó. Que en aquel camino que, a priori, se mostraba todo un reto y de todo
menos fácil, acabó siendo de los mejores caminos que pudo escoger.
Digamos que fue la mejor elección que pudo hacer
en su vida. Y a pesar de aquella apariencia de difícil, fue el que más
felicidad le acabó reportando.
—No todo lo fácil tiene porqué ser bueno, ni
todo lo difícil malo. Aprende a escoger bien. —se podía leer en una
pequeña nota arrugada, arrojada en el suelo, al principio de todos aquellos
caminos infinitos.
viernes, 21 de marzo de 2014
Palabras de ida y vuelta.
Observo cómo la gente tiene trocitos de recuerdos en forma de fotos. Yo también tenía, hasta que se borraron (las tecnologías y los discos duros que los carga el diablo). De todas esas, las que más me dolieron perder fueron las de las personas que quiero y que algunas están y duele menos. Pero otras eran de aquellos que ya no están. Y duele más. Y claro, a veces tienes esa necesidad de ir a esos trocitos de recuerdos que te hacen feliz aunque sea por un momento. Aunque acompañen lágrimas. Pero fueron y siguen siendo momentos felices.
Intento pensar que esos recuerdos siguen estando en mi cabeza y que no necesito fotos para recordarlos. Pero no. Sucede al igual que cuando repites mucho una palabra y ésta acaba perdiendo su sentido. Y te preguntas que qué estabas diciendo. Pues igual, pero con los recuerdos.
Quizás sea por eso que cuando alguien veo que tiene recuerdos de esa manera, comienzo a sentir una mezcla entre envidia y tristeza de que esa persona pueda y yo no que no es humano.
Quizás sea por eso que cuando alguien veo que tiene recuerdos de esa manera, comienzo a sentir una mezcla entre envidia y tristeza de que esa persona pueda y yo no que no es humano.
Pero en fin, me consuelo pensando que una persona no muere verdaderamente mientras sea recordada. Y con ella permanecen los recuerdos.
miércoles, 26 de febrero de 2014
Caminos Infinitos (Capítulo 3).
(Si no has leído el capítulo 2, pincha aquí.)
—O... o no. —respondió una voz tras él—, ¿Por qué? ¿Acaso la vida no consiste en eso? ¿En caerse y volver a levantarse?
¿En caerse y volver de nuevo a levantarse? No hay nada escrito. Si lo
estuviera, no habría más que seguir las instrucciones que se nos facilitaran y
listo, ¿verdad? ¿Y no crees que así la vida... sería menos vida? —concluyó,
colocando la palma de su mano derecha sobre su hombro izquierdo.
El chico,
atónito, giró lentamente la cabeza. Pero resultó no haber nadie allí.
—¿Habrán
sido imaginaciones mías? —se preguntó, sorprendido por aquel extraño suceso. Se
puso en pie y tras una breve pausa, añadió—: El caso es que... si fueron simples imaginaciones, razón no
les faltaba...

Miro al suelo, y tan pronto como lo hizo, alzó la vista hacia un camino. Sus
ojos se fijaron en un camino un tanto... peculiar. A priori, no era bonito.
Tenía pinta de difícil, pues nada más a la entrada, se encontraba un puente un
tanto peligroso debido al desgaste del mismo por el paso del tiempo.
—¡Decidido! —exclamó en voz alta.
Cogió sus cosas y se lanzó hacia
aquel sendero sin pensárselo dos veces.
viernes, 31 de enero de 2014
Caminos Infinitos (Capítulo 2).
(Si no has leído el capítulo 1, pincha aquí.)
Había creado un camino alternativo y, con ello,
una vía de escape a aquel mundo de oscuridad y tinieblas. Una vía de escape en
forma de sendero que, sorprendentemente, le devolvió al principio del camino.
Al principio de todo. Renació. Pero no renació completamente, pues sus oscuros
y terroríficos recuerdos le acompañaban aún fruto de todo lo vivido.
Experiencia lo llaman. Había acumulado una experiencia que no es posible
conseguirla de otra forma que habiéndose equivocado de camino. Miró a su
derecha. Allí se encontraba aquel camino que tomó una vez y del cual aún seguía
acordándose. Lucía pletórico. Lo colmaban los rayos del sol que jugueteaban con
las ondas de un pequeño riachuelo que por allí paseaba.
—Vaya... no todo
lo que aparenta ser bonito acaba siendo lo más bueno... —pensó.
Cabizbajo, se
sentó a un lado de aquel camino que se bifurcaba en tantos que era casi
imposible contabilizarlos.
—Creo... creo que he estado perdiendo el
tiempo. He sido imbécil. —se decía para sí, suspirando.
lunes, 9 de diciembre de 2013
Caminos Infinitos (Capítulo 1).
"Volverán tiempos mejores". Eso es lo
que se repetía una y otra vez. Llegó a una etapa de su vida en la que nada le
salía a derechas. Su desánimo no le abandonaba ni de noche, las cuales era una
auténtica odisea llegar a conciliar el sueño. Se preguntaba en qué punto se
equivocó de camino en su vida. Estaba andando por lugares que no le eran
familiares y se sentía como un niño cuando se pierde en un supermercado. Todo
le parecía grande, enorme. Hasta el más pequeño de los problemas se le atragantaba
hasta tal punto de ahogarse. No se consideraba la mejor persona del mundo, pero
sí una buena persona. Y, por ello, nunca quiso preocupar a los que le rodean,
por lo que le tocaba fingir que no le sucedía nada una y otra vez, una y otra
vez... Aún así, tenía pequeños momentos en los que llegaba a pensar que aquel
sendero tendría alguna salida pronto. Alguna bifurcación hacia la cual poder
retomar el buen camino que estaba llevando tiempo atrás. Pero no. Aquél resultó
ser cual callejón sin salida. Un callejón, que conforme iba avanzando, más y
más estrechas se hacían sus paredes. Si había alguna pequeña luz de esperanza,
no era más que un falso atisbo.
Todo lo que le rodeaba era oscuridad y
tiniebla. El tiempo pasaba y pasaba. Nada cambiaba. Todo seguía igual. Exhausto,
decidió auparse del mundo por un tiempo. Y pensar. Reflexionar. Pero sin
preguntarse demasiados porqués, porque era más fácil encontrar aquel haz de
luz que una respuesta a cualquiera de sus múltiples preguntas que tenía.
—A veces, hay que pararse para saber uno realmente dónde se
encuentra —pensó.
Tras aquel pequeño período en aquel limbo mental,
despertó. Decidió armarse de valor, reuniendo el poco que aún le quedaba en su
ser. Con él, comenzó a romper una de las paredes de aquel callejón sin salida.
Se le resistía. Pero él no desistió. Tenía claro que quería salir de aquel
camino equivocado. No quiso redimirse y continuarlo hasta toparse con aquella
sin salida que le esperaba y quedar así atrapado por siempre en bucle.
Finalmente, lo consiguió. Se incorporó, mostrando una pequeña satisfacción en
forma de sonrisa por la comisura de sus labios.
—Lo... lo conseguí —murmuró para sí.
Había creado un camino alternativo.
sábado, 30 de noviembre de 2013
Mira que hay gente que me saca sonrisas, no lo niego. Pero la que ella consigue dibujar en mi cara, no tiene nada que ver con las demás; las demás son como una estrella fugaz, que aparece y desaparece rápidamente. La de ella es como el sol, que se queda ahí latente en mi rostro.
Me saca sonrisas de esas de las que sólo ella es capaz de sacarme.
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