sábado, 19 de mayo de 2012

Tenemos momentos en los que, lo que más nos apetece, es tumbarnos en la cama, escuchar música y dejar que la imaginación vuele. Este, al menos, es mi método de defensa ante los problemas y demás ralladas. 
A veces no es que quiera estar mal porque sí. Es de locos pensar que una persona se hace sentir mal así misma porque le gusta o porque quiera estarlo. O de locos, o algo propio del masoquismo. Incluso en ocasiones no estoy mal pensando que estando así voy a estar mejor, nada más lejos de la realidad. Uno está así porque me viene estar así. Sin más. Exteriorizar que me siento mal y ya está.

Trabalenguas a parte, también tiene mucho que ver el mundo que te rodea. Si estás rodeado de gente que te quiere, que te apoya y que te hace sentir vivo, tienes una gran razón para seguir adelante y darlo todo por ellos. Tienes una gran razón por la que sonreír.
Pero, si por el contrario, sólo estás rodeado de problemas, de tristezas, de noches sin dormir y que tu única compañía sean tus lágrimas, las razones para ello escapan. Entonces, tienes una gran razón por la que llorar.
Sonreír o llorar, esa es la cuestión...

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