viernes, 25 de julio de 2014

Todo ocurre por algo.

Siempre pienso y pensaré que todo ocurre por algo. No creo en el destino. En ese destino que la gente piensa que ya existe y que se encuentra escrito. Creo en lo que hacen las personas, día tras día. Ya que ellas mismas son las constructoras de su futuro, trabajando en el presente y cuidando por no caer en los errores del pasado.

Por eso, aunque a veces odio el pasado, tengo que pensar que si el presente que tengo ahora no me disgusta, no toquemos el pasado. Todo esto es, para situar en un ejemplo, que viene alguien a contarte un problema que otra persona tuvo hace tiempo. Al menos mi primera reacción es la de "joder, ojalá pudiera haber estado ahí y ayudarte...", y NO. No nos paramos a pensar que si eso hubiera ocurrido, esa persona no habría aprendido por sí misma de los errores que cometió. Es más, puede incluso que el haber existido antes para alguien, hace que todo el presente quede alterado. Que esa persona a la que quisieras ayudar en el pasado, por ejemplo, es tu pareja y en el presente, por haber tocado ese pasado, deja de serlo. Es que imagináos la de paradojas temporales y espaciales que se podrían crear. Y algunas bastante graves.

Por querer hacer bien sobre alguien, este alguien deja de ser lo que es para ti en el presente. Por eso, aunque mi reacción es la de "ojalá..." en el fondo si eso hubiera ocurrido, nada sería lo que es en el presente y por consecuencia, el futuro.

Por lo que, aunque me duela a veces pensar en ese "ojalá..." del pasado, mejor dejarlo estar. En realidad, nuestras vidas son un eterno camino en bucle de errores que no paramos de darle solución, aprender de ellos y seguir adelante. Es como un videojuego en su fase de desarrollo. No paras de probarlo para observar qué bugs tiene y solucionarlos cuanto antes mejor. 

Desde que nacemos estamos rodeados de errores que tratamos de solucionar. Cuando comenzamos a andar y no dejamos de caernos, esa caída es un error tras otro el cual tratamos de superar, ¿cómo? Consiguiendo mantenernos erguidos y con paso firme hacia delante. Cuando llega tu primer verano en el que ya los flotadores y manguitos te sobran y quieres bañarte en una piscina, otro obstáculo que tenemos que superar, ¿cómo? Aprendiendo a nadar, y no serán pocos los litros de agua que nos traguemos en el intento. Cuando llega tu primer amor. Je, pocas son las personas que de verdad siguen para siempre con esa primera persona que conocen. Yo diría que es bastante difícil incluso peligroso. Relación tras relación, más o menos larga, da igual, se aprenden cosas, aprendes ciertas cualidades/soluciones que empleas en la siguiente y así hasta que llegas a esa persona con la que sientes que ya vas a estar y es cuando debes darlo todo. Que sí, jode el pasado, y más en momentos de flaqueza en los que te da por pensar ciertas cosas, momentos, situaciones, el famoso "qué hubiese pasado sí", o ese "ojalá..." pero lo mejor es seguir adelante, partida tras partida, evitando siempre el game over que te persigue.

Todo ocurre por algo.

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