lunes, 25 de abril de 2011

La felicidad siempre depende de algo.

Una vida rodeada de amor es bueno pero aún mejor si la felicidad no depende de ello.

¿Y porqué? Porque se puede ser felices de muchas maneras y de hecho algunas son hasta absurdas como cuando tu equipo marca un gol, en el último minuto, de penalti injusto; o madrugar y luego darte cuenta de que aún te quedan un par de horas de sueño por delante y sigues durmiendo. ¿Quién no ha sido feliz en esos momentos?
Pero a pesar de todo ello, yo os digo que es mejor que la felicidad no dependa de eso llamado amor, porque hay mucha gente que si no es por él no es feliz ni es nada ni nadie. Que no está mal tenerlo, pero hay que saber hasta qué límites llegar. Y entonces puede pasar que, sin quererlo ni beberlo, suceda cualquier cosa, algo empiece a no ir bien y esa persona con la que estás te abandone y entonces...¿qué? Que lo único que sostenía tu felicidad, al único pilar donde confinaste todo, se desmorona y te quedas roto, destrozado, mal. Y tan sólo los amigos y la famillia medio pueden hacer que vuelvas a flote en un proceso lento y costoso, muy costoso. 
Todo esto, como todo, lo digo por experiencia propia.

martes, 19 de abril de 2011

Mareas de Sueños.


Sé que es una cosa que carece de realidad o fundamento, y que no deja de ser un deseo, una esperanza sin probabilidad de realizarse: un sueño. Sé que esto es algo completamente irreal. Sé que es algo completamente improbable. Que tanta suerte no puede tener uno después de tantos y tantos años sin llegar a conocerla. Porque todo siempre son espejismos de lo que uno realmente desea. Y va andando tanto y tanto incesantemente hacía eso que quiere a la par que le ciega, que se acaba estampando contra el muro que tiene delante. Porque la vida es una ilusión, una sombra, una ficción. Y el mayor bien es pequeño. Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. 
Que sé y asumo que de un momento a otro puede aparecer un nudo en mi estómago, que todo se vuelva negro, que se me quiten las ganas de todo y que mis ojos humedezcan por no sé qué vez ya. Pero mira, mientras tanto habrá que disfrutar del momento y de esas pequeñas cosas que son la esencia de la mismísima vida, ¿no? Venga, pongamos en práctica ese bonito y conocido latinajo que dice Carpe Diem y a mandar.

La verdad es que a la vida le encuentro un curioso parecido con el mar: lo mismo estamos de bajamar que de pleamar, que de repente llega un tsunami y arrasa completamente con todo sin ningún tipo de distinción. Y es ahí entonces donde se demuestra si nuestra humana e imperfecta estructura interna es o no es lo suficientemente fuerte como para aguantar una dura caída tras una gran subida en esta montaña rusa llamada vida.
Porque no hay que temer soñar, si se va bien armado.

martes, 12 de abril de 2011

Con M de México.

Cuando al pop-rock se le mezcla con un poco de tequila se puede producir un cóctel explosivo. Se llama Maná.
La verdad es que grupos como este quedan pocos en nuestros días. Grupos que se alejen del constante comercialismo en sentido estricto y que no muestren ese interés como otros en tan sólo querer globalizarse allá por donde van. A ellos no les hace falta eso. Son humildes y artesanales en su oficio, lo que muchos ya quisieran. Quedan pocos grupos como este que sepan reflejar tan bien y de una manera tan bella los sentimientos y las emociones. Como en Vivir sin aire, donde hacen una alegoría a las cosas materiales que nos son necesarias para sobrevivir y a pesar de la condicion de imprescindibles que tienen las mismas, querer vivir sin ellas, para indicar que hay una persona que es tan necesaria para él como el mismísimo aire para un ser humano, el agua para un pez... Y también esos otros hechos que ocurren día a día, como puede ser la sencilla historia de un hombre que se emborracha por el amor de una mujer que no le corresponde: eso es Clavado en un bar. Y, en fin, así podría seguir con todas y cada una de sus canciones, extrayendo de las mismas hasta el más mínimo detalle que tratan de expresar.
Aunque claro, siempre tenemos una canción que nos hace conocer a un nuevo grupo, y en mi caso, fueron dos y que marcaron el inicio de mi interés por ellos: Rayando el Sol y Eres mi Religión. Y ¿cuánto hace de esto? La verdad es que en comparación para el tiempo que llevan en activo, que es ni nada más ni nada menos que desde 1978 (mismo año de la promulgación de nuestra Constitución Española, curiosamente) es relativamente poco, tan sólo seis años. Pero seis años demasiado intensos podría decir. Seis años durante los cuales han coincidido los lanzamientos de dos discos de ellos. Seis años durante los cuales he tenido hasta la tremenda y excepcional ocasión de poder ir a verles en directo a un concierto, el primero al que he acudido en toda mi vida, en verano de 2007. Fue de estas cosas para lo que adjetivos como genial, estupendo o fantástico se quedan realmente cortos. Pero de esas cosas que, hasta que no pasan y acaba todo, no tomas cuenta de una manera completa lo que has hecho, donde verdaderamente has estado y lo que has presenciado con tus propios ojos. Y ya te queda el recuerdo y ese sueño de poder volver pronto a repetir ese tan perfecto día.

También, y como suele pasar normalmente, conoces al grupo por que oyes la canción de otra persona que la está escuchando, o la oyes de repente en la radio y capta tu atención, o sale en un anuncio o veintemil situaciones más. Pues bien, la "culpable" de que conociese a este grupo y se convierta para mi en lo que se ha convertido, la tiene mi madre. Y desde entonces y suene como suene, nada, absolutamente nada, ha sido lo mismo. Maná me ha acompañado a lo largo de todo este tiempo con sus canciones. Canciones con las que tanto he casi llorado, caso de El muelle de San Blas, como que he saltado, gritado y chillado, caso de Me vale. 
Aunque me han acompañado en los buenos momentos, sobre todo lo han hecho en aquellos no tan buenos, en esos instantes en los que parece que nada ni nadie te comprende o no te llegan a consolar lo suficiente, y te sientes como un verdadero bicho raro entre la multitud. Y es entonces cuando encontraba correspondencia en alguna de sus canciones, en su música. Porque como el vocalista de la banda dijo no hace mucho, Fher Olvera, La música es curativa. Y tanto.
Mañanas y mañanas me las he pasado de camino al instituto escuchándoles desde bien temprano. Ahora por las tardes de camino a la facultad. O en el bus. O en la ducha. O simplemente tumbado sobre la hierba en esas tan aburridas tardes que me las pasaba en el campo cuando en mi mente sólo parecía haber más y más problemas, más y más preocupaciones. Y me ocurre, que no me canso de ellos en ningún momento. Que no me pasa como con otras canciones, que cuando las escuchas un par de veces ya estás de canción hasta ahí. No no, Maná es otro mundo. O al menos para mi. Porque cada vez que escucho una canción de ellos voy extrayendo más y más detalles de todo lo que quieren expresar a través de sus letras. Y descubres poco a poco ese pequeño mensaje que te quieren transmitir y que constituye la esencia de la canción.
Y hoy mismo, 12 de Abril, han sacado un nuevo disco después de que pasaran cinco años desde su último álbum de Amar es Combatir. Ha sido un disco realizado a fuego lento y con verdadero aroma a dolor de pérdida, ya que durante la grabación del mismo, Fher Olvera ha tenido que afrontar la dura pérdida de su madre y de su hermana. Y de ahí el título de Drama y Luz, lo que para ellos quiere decir que es golpeada y se levanta constantemente. Un constante caer y volver a levantarse. Y de la constatación de Fher, tras todos esos indeseables sucesos acaecidos, de que "en la vida no se puede controlar todo" nace este disco.
Es Drama y Luz. Dolor y esperanza. Ángeles y Demonios. Energía positiva. Maná. Nadie como ellos conoce el verdadero valor de la caída y del triunfo.

martes, 29 de marzo de 2011

Burbuja.

Y uno comienza a aprender a separar las personas que son imprescindibles de aquellas que son importantes. Que aunque parezca lo mismo, no lo es. Aunque también, y más interesante, es separar todas ellas (que no es poco) de aquellas que tan sólo aparentar ser lo que no son. De esas que se visten de importantes, de necesarias, de imbéciles. De las que se las dan "de..." y no son nada. Y cuando tienen que atacarte lo hacen sin reparo alguno. Pero para ello confío que el tiempo, tarde o temprano, ponga a cada uno en el lugar que le corresponde.
Pues bien, por eso es importante realizar esta distinción y que sepas en qué cajón ubicar al ser humano en cuestión. Porque en función de la etiqueta que sabes que tiene y le marca, te esperas tal o cual acontecimiento.
Y uno comienza a aprender a crearse un escudo, lo que yo denomino una auténtica burbuja. Para que entendáis a qué me quiero referir acudiré a nuestra gran institución cultural. Según la Real Academia Española, en su acepción número dos sobre dicho término, burbuja, dice que es un habitáculo hermético y aislado del exterior. Exactamente a esto me estoy refiriendo. A una burbuja donde poder acudir, donde poder introducirte cuando suceda algo que te puede llegar a herir esa parte sensible que todos poseemos. Y esto sonará... ¿infantil, quizás? La verdad es que prefiero sonar de esa manera, que sentir dolor, sufrir e ir llorando por las esquinas dando pena. Porque para pena ya la dan esos pobres niños y niñas que se encuentran en algunas zonas de nuestro planeta muriéndose de hambre y de enfermedades que aquí curaríamos con una simple pastilla. ¡Eso sí que da pena! Pero aún así nadie parece hacer nada. Nadie mueve ni el meñique de su mano por ellos. No nos engañemos. Entonces, visto esto, ¿van a hacer los demás algo por ti cuando te vean en ese estado penoso y casi rozando el ridículo? Creo que no. Y si tienes la suerte de que sí, considérate afortunado, querido ser humano.
Así pues, es fantástico poder recurrir a tu bonita burbuja siempre que quieras y siempre que sepas controlarla. Aunque eso sí, como todo, necesita un pequeño mantenimiento. Claro. Porque como dejes de llevarlo a cabo y dejes a tu burbuja de la mano de Dios, va a llegar un momento, un preciso intante, en el que vas a comenzar a sentir dolor de nuevo. Entonces si ocurre eso es que algo no anda bien y debe haber una pequeña especie de filtración o algo por donde se nos está colando el susodicho. Pues coges, lo reparas y listo. A seguir adelante. Porque no debemos dejar que nada ni nadie nos hunda. Y esto sonará épico y tal, pero es que es así. Y si alguna vez te ocurre, tranquilo, que eso quiere decir que eres persona. Porque estar de bajón es humano, como creo recordar que decía una canción. Y es tan natural como el canto de los pájaros, como que llueve hacia abajo, como la vida misma.
Entonces, está bastante bien eso de la burbuja. Porque te ayuda a seguir viviendo tu vida tal y como llevas haciendo ya años y aislarte de aquello que te cause mal para ti.  Ojo, digo aislarte de aquello que te lastime. No digo que te conviertas en un humano autista.  Dios me libre. No promuevo el autismo. Promuevo que la gente deje de sufrir y que viva su vida feliz haciendo lo que le venga en gana sin ese agobiante  "qué dirán". ¡Pues que digan lo que quieran! Tú (si se me permite el uso del lenguaje de la calle) a tu rollo.  Y te sentirás mejor. Porque a pesar de todo es TU vida y la configuras como TÚ, y soló TÚ quieres. Creo que es bastante sencillo de entender ¿verdad? Si uno vive de una determinada manera y siguiendo un determinado estilo de vida, puede ser lo más discutible del mundo. Por supuesto. Pero bueno, para gustos ya están los colores. Entonces si vive así, déjalo en paz, que por algo será.

viernes, 18 de marzo de 2011

Blue Dreams.

Los sueños siempre tienen un color. Unas veces tienen uno y otras otro, como todo. Yo digo que azul. ¿Porqué? Porque depende del sueño, ese azul se torna de una tonalidad u de otra. Por ejemplo, si tenemos un bonito sueño, un sueño que cuando suena el despertador, es el aparato que más odias en ese instante, el azul será clarito, un luminoso azul celeste. En cambio, si tenemos un mal sueño, lo que se dice una auténtica pesadilla, de la que lo único que quieres hacer es correr, huir, escapar... ese azul se tornará oscuro, un azul marino fuerte.
Para mi, como he dicho, los sueños son
azules. Y para ti, ¿de qué color son?.

martes, 1 de marzo de 2011

Ella.

Y me sentía mal. Más que mal. Nada me salía a derechas y todo era un fracaso tras otro, derrota tras derrota. Uno ya se cansa de tanto perder siempre. También le gusta ganar de vez en cuando. Siempre unos con tanto y otros con tan poquito, tan poquito que es que ni lo suficiente, ni lo mínimo, para tirar adelante, para seguir con este continuo sin sentido. Y lo que necesitaba era algo, realmente la necesitaba a ella más que nunca. Se dice que no se sabe lo que se tiene hasta que no lo pierdes ¿verdad? Pues yo la perdí, hace mucho mucho…tanto que ni recuerdo cuándo fue la última vez que la vi, cuándo fue la última vez que estuve con ella a mi lado, sujetándola como si fuese lo último que quería perder en este mundo. El caso es que llevaba ya tiempo en busca de ella pero no daba, no la encontraba ni queriendo. Miré, busqué, rebusqué por todos los sitios, por todos los rincones de mi, pero nada. Finalmente, fui al último sitio que me quedaba por revisar, mi corazón. Cuando llegué había una nota allí de ella misma que decía: 
“Me voy de vacaciones por un tiempo, espero volver pronto.
Firmado: La Felicidad”.

lunes, 14 de febrero de 2011

Catorce de Febrero.

Enserio, días como estos yo personalmente los odio y rechazo un poco bastante. Días inventados de la nada para tan sólo promover el consumismo en una sociedad que es de eso, de consumistas y de materialistas. Hablo por supuesto en general, ya que siempre, como en todo en esta curiosa vida, hay excepciones. Pero es que qué pasa...¿qué no se le puede demostrar en los restantes 364 días de año (365 si es bisiesto) que quieres a esa persona? ¿Qué no puede haber otro día para hacerle un bonito regalo, o invitarla a cenar o llevarla al cine? Parece que si ese día no se le demuestra lo que la aprecias, si no le regalas nada, es que no la quieres. Qué pena. Y lo que no sabe la gente, o si lo sabe no quiere darse cuenta, es que a una persona hay que demostrarle que la quieres día a día, tratándola como a lo mejor que tienes, como ese gran tesoro que posees y debes conservar, pase lo que pase. Cualquier día es perfecto para hacerle un regalo, claro que sí. Cualquier día es bonito para llevarla al cine, a cenar, o a dar un tan simple pero bonito paseo por un parque junto a ella. Porque creo que ese chico o chica no puede tener mayor regalo que tener a esa otra persona a su lado, sinceramente.
Hoy, el famoso día que inventó el Corte Inglés, llega a vuestras vidas, dadle una calurosa bienvenida de mi parte, porque yo no se la daré.